martes, 18 de septiembre de 2007

De tepolcatas y cosas peores

De tepolcatas y cosas peores ...


“Todo lo que se arrastra, tiende a subir”
4ta Ley de Newton


Ya lo reza la Biblia “por sus obras los conocereis”, y es que uno nunca acaba de conocer a la gente, por ello, en esta primera ocasión y en ausencia de un mejor tema, este ex funcionario público, se tomará el atrevimiento de ensayar unas cuantas líneas de prosa debatiendo en soliloquio, el delicado tema de los que por definición presidencial, recibieron el nombre de Tepolcatas, Víboras Prietas, Alimañas, etc.

Confío en que será de agrado, en particular las ocurrentes definiciones al estilo taxidermista. Igual y pueden convertirse en una guía a fin de andar más seguros entre la maleza administrativa de cualquier selva gubernamental.

Bien, empecemos.

En mi ir y venir he divisado en múltiples parajes a una gran variedad de estos animalitos de Dios, de los cuales hay muchas clases. En particular, por sus características morfológicas -o morbológicas lo que mejor corresponda- se agrupan en cuatro subespecies que, a mi modo particular de ver, son de las más representativas:

Tepolcatus Cobarderis Rajonix

Esta subespecie se le reconoce no por la peligrosidad de su ataque, más bien por su excepcional cualidad de huida, vendiendo en los momentos críticos hasta a su abuelatepolcatus para salvar su pellejo. Cuando se siente en peligro lanza un chillido que dirige la atención hacia quien esté a su lado y suena algo así como: “soy inocente” acompañado de un: “a mi me dijeron”.

Serpentus Prietix Chaqueterus

Esta subespecie es sumamente camaleónica y se caracteriza por convencer a su presa de que está de su lado, aunque en realidad no está del lado de nadie, ni de él mismo. Esta variedad es de fácil identificación con base a la observación metódica y a la abstinencia del ego. Puedes identificarla al observar sus hábitos ocultos de grilla.

Alimañus Gandallicus/Tyranicus

Esta subespecie le encanta pasarse de vivo y acostumbra robar cámara a costa de abollar la imagen y autoestima de los bichitos que están encima y bajo de él. Esta subespecie es muy popular en los medios tropicalmente políticos y es muy peligrosa por el trabajo subterráneo que hace.

Lambisconius Rastrerix

Estos bichitos originarios de Persia (de ahí su predisposición genética para el tapeteo), son de los más populares entre la maleza administrativa de cualquier selva gubernamental, cuentan con un enorme aparato culo-besador que utilizan para ganarse la aprobación de bichos más grandes convirtiéndose en sus parásitos. Éstos, si bien son conocidos por su veneno, lo son más por su ritual de convencimiento que revuelve hasta el estómago más duro.

Estos son sólo algunos, los más conocidos. Hay que tener cuidado pues pululan por casi cualquier sitio y no dudan en hacer de las suyas y salir de su escondite en nuestra mente ante cualquier descuido de la conciencia.

Surge la pregunta.

Y es que, quien no, en un arranque de debilidad del ego, ha caído en la temeraria acción de la conciencia de preguntarse a sí mismo: ¿y qué bichito suelo ser?

Tragedia. Verdadera tragedia.

Más lo trascendente aquí es que, no importa si hemos sido un bichito una, un millón o ninguna vez, sino que seamos congruentes y honestos con nosotros y quienes nos rodean, y por sobre todo, profesionales hasta la médula.

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